APPLUS nos habla de la importancia de la realización de estudios y evaluaciones mediante inspección y ensayo, que permiten revaluar los sistemas de protección contraincendios y determinar las prestaciones en esta materia.

La protección contra incendios, tanto pasiva como activa, empieza a tener un largo recorrido y cada vez más nos encontramos con sistemas existentes en nuestros edificios e industrias desde muchos años. Pero, son realmente seguros y fiables estos sistemas? Mantienen las prestaciones iniciales de protección contra incendios por las que fueron instalados?

Algunos de estos sistemas sí tienen una vida útil determinada, ya sea por el propio fabricante o bien por la normativa de referencia, por lo tanto, será necesario consultar la documentación y prever su sustitución. Un ejemplo serían los detectores de incendios, los cuales se considera una vida útil de 10 años en el caso de que el fabricante no haya establecido ningún otro. Por otro lado, existen sistemas que no tienen una vida útil determinada y será necesario garantizar las prestaciones por las que estuvieron instalados y evitar su degradación.

Los ensayos realizados en sistemas de protección contra incendios existentes como rociadores automáticos y ventiladores (protección activa), protección de estructuras, divisiones verticales / horizontales, puertas cortafuegos (protección pasiva); cerramientos y revestimientos en paredes, suelos, techos y cubiertas (reacción al fuego); entre otros; nos dicen que mantienen las prestaciones por las que fueron instalados, pero también los ensayos nos dicen que hay sistemas que no cumplen los requerimientos para garantizar la protección contra incendios deseada debido a la degradación de estos sistemas oa las condiciones en las que han sido expuestos.

Un factor clave para garantizar que la protección contra incendios se mantiene con el paso de los años es el mantenimiento de estos sistemas. El mantenimiento permite detectar un mal funcionamiento o una degradación del sistema y llevar a cabo las medidas y acciones correctoras oportunas para corregir las no conformidades y garantizar un correcto funcionamiento, y en caso necesario, sustituir el sistema por uno nuevo que sí que cumpla los requerimientos y garantice las prestaciones de protección contra incendios deseadas.

En este sentido son muy importante las inspecciones periódicas y auditorías tanto internas, realizadas por la propia empresa o propietarios, como externas, realizadas por empresas de instalación y mantenimiento o entidades de inspección.

En el caso de la protección activa, el RD 513/2017, «Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios», determina el mantenimiento e inspecciones periódicas a realizar a los sistemas. Por ejemplo, en el caso de sistemas fijos de extinción por rociadores automáticos, el RD 513/2017 hace referencia a la norma UNE-EN 12845, «Sistemas fijos de lucha contra incendios. Sistemas de rociadores automáticos. Diseño, instalación y mantenimiento «, donde se indican las diferentes inspecciones a realizar. Concretamente, el anexo K indica que cada 25 años el sistema ha de inspeccionar y llevar a cabo los ensayos necesarios tanto en tuberías como en rociadores para asegurar su correcto funcionamiento y el cumplimiento de las prestaciones de diseño por el que fue instalado. Por lo tanto, será necesario consultar el RD 513/2017 y definir un plan de mantenimiento e inspección de los diferentes sistemas existentes en nuestro establecimiento.

En el caso de la protección pasiva, no tenemos un marco normativo común que regule la aplicación y mantenimiento de estos sistemas. Es cierto que últimamente se está trabajando en guías de buenas prácticas, como la que está trabajando el clúster, y se está incluyendo referencias sobre la vida útil y mantenimiento en las diferentes normativas específicas para cada sistema.