Los recientes incendios en edificios de viviendas de gran altura han puesto de relieve la necesidad de revisar las medidas de protección contra incendios en las escaleras protegidas o especialmente protegidas. El Código Técnico de la Edificación establece tres posibles soluciones técnicas para este fin: ventanas practicables, conductos de ventilación natural y sistemas de presión diferencial. Estas soluciones son fundamentales para garantizar la evacuación segura en caso de incendio. Sin embargo, ¿son adecuadas para todo tipo de edificios? Este artículo de SODECA aborda esta cuestión, analizando el comportamiento de los sistemas en relación con la altura del edificio y otras condiciones ambientales, así como la importancia de adaptar las medidas de protección contra incendios a los riesgos específicos de cada edificio.

 

Los recientes incendios en edificios de viviendas de elevada altura ponen de manifiesto la necesidad de analizar las medidas de que se dispone en estos edificios para proteger frente al humo sus escaleras protegidas o especialmente protegidas.

El Código Técnico de la Edificación requiere que estas dispongan de un sistema denominado de protección frente al humo, dando tres posibles soluciones técnicas.

a) La previsión de ventanas practicables de 1 m² en cada planta, ventanas que no están automatizadas y que alguien debe de abrir en algún momento para disponer de la ventilación que se supone se busca en la escalera.

b) La previsión de dos conductos de ventilación (natural), uno para la salida del humo y otro para la entrada de aire de reemplazamiento, con requisitos muy básicos en cuanto a su dimensionado y la ubicación de las rejillas de dichos conductos.

c) La previsión de un sistema de presión diferencial conforme a la norma UNE EN 12101-6:2006.

Mientras que las dos primeras soluciones basan su principio de funcionamiento en que el humo entre en la zona que teóricamente se pretende proteger y su evacuación al exterior de forma natural, el tercer sistema se basa en evitar que el humo penetre en ningún momento en la zona protegida.

 

                                                       Sin presurización                                               Con presurización

Fruto de la posibilidad de que en un edificio exista cualquiera de estas tres soluciones, la recomendación general de los servicios de extinción, para los ocupantes de viviendas distintas a la incendiada, es la de permanecer en la vivienda y autoprotegerse hasta esperar a ser rescatados, ante el elevado riesgo de que el humo que escapa de la vivienda incendiada invada completamente la escalera. Es habitual en incendios en este tipo de edificios que los servicios de emergencia se encuentren con heridos o víctimas por inhalación de humo que intentaron evacuar de sus viviendas y quedaron atrapados en una escalera llena de humos. Los propios servicios de extinción se pueden encontrar con condiciones de visibilidad en dichas escaleras que dificulten su acceso para el rescate de los ocupantes del edificio.

Ahora bien, ¿tiene sentido poder implementar cualquiera de las tres soluciones recogidas en el CTE independientemente del tipo de edificio, o existen casos en los que deberíamos de ser más estrictos?

Una primera respuesta a esta pregunta vendría si analizamos el comportamiento del sistema en relación con la altura de la escalera. Resulta evidente que los dos primeros sistemas recogidos en la reglamentación, que basan su funcionamiento en la ventilación natural, y por tanto, en la flotabilidad térmica del humo, pueden verse comprometidos en función de la altura de la esclera y/o de las condiciones ambientales (temperatura, presión atmosférica, velocidad del viento en las descargas de humo o entradas de aire en el edificio).

 

También las condiciones de instalación de los componentes del sistema (diferencia de altura entre la descarga de humo y la entrada de aire, trazado de conductos con múltiples codos, tramos de conductos en horizontal, excesiva longitud o rugosidad de los conductos, etc.), pueden comprometer el funcionamiento de estos sistemas.

En este sentido por ejemplo, en la Comunidad de Cataluña se dio ya en 2017 un primer paso a través de la Instrucción Técnica Complementaria SP-138 (PROTECCIÓN FRENTE AL HUMO DE LAS ESCALERAS ESPECIALMETNE PROTEGIDAS)  de la Dirección General de Prevención,  Extinción de Incendios y Salvamento, en que se recoge que el en caso de edificios de gran altura (EGA), con altura de evacuación superior a 50 metros, el sistema de protección frente al humo de las escaleras especialmente protegidas, atendiendo a la especial importancia de esta condición para la seguridad de los ocupantes, se podrá realizar únicamente con la opción de sistemas de presión diferencial diseñados e instalados en cumplimiento de la norma UNE-EN 12101-6, no admitiéndose en esta tipología de edificios soluciones de protección basadas en ventilación natural o mediante conductos independientes de entrada y de salida.

 

 

Este es un tema que debería estudiarse en detalle para poder conocer los límites de aplicación de las soluciones recogidas en el CTE, entre los cuales debería de estar en buena lógica la limitación por altura del edificio, o el nivel de compartimentación entre las plantas que determina la estrategia de evacuación del edificio (autoprotección, evacuación simultánea, evacuación por fases) o incluso la necesidad de prever vías libres de humos para el acceso de bomberos en edificios con dificultades de accesibilidad (edificios de altura o con fachadas no accesibles).

Y siguiendo con la pregunta anterior ¿Qué hacemos con aquellos edificios en que existe un elevado riesgo, por ejemplo, por la propagación del fuego por la fachada?

Tras el trágico incendio de Valencia se han podido escuchar algunas opiniones, incluso de miembros de servicios de extinción, matizando la recomendación general de autoprotección, y planteándose si en algunos casos concretos sería mejor evacuar rápidamente el edificio. De hecho, a las pocas semanas del incendio de Valencia se produjo otro incendio en Villajoyosa en que probablemente fruto de las diversas opiniones publicadas en medios, al parecer varios vecinos decidieron evacuar a través de la escalera y algunos de ellos tuvieron que ser atendidos por intoxicación por el humo.

Recordemos por tanto, que la recomendación general debería de seguir siendo la de autoprotección y esperar a ser rescatados, pero si tenemos casos concretos en que esta autoprotección puede no ser segura por el riesgo de propagación del fuego y sobre todo del humo desde vivienda inicialmente incendiada hacia el resto de viviendas del edificio, quizá deberíamos replantearnos en estos casos la estrategia de evacuación y/o intervención de bomberos, y las medidas de protección contra incendios adicionales que se deberían implementar en estos edificios en relación con dichas estrategias.

Precisamente, la estrategia de evacuación y la necesidad de acceso de bomberos son la base de la selección de la clase de sistema (A a F) conforme a la norma UNE EN 12101-6:2006 para diseñar un sistema de presurización.

La norma contempla una primera clase (A: Defensa in situ) basada en una estrategia de autoprotección, es decir únicamente los ocupantes de la planta afectada por el incendio evacuarán mientras que los ocupantes del resto de plantas permanecerán en ellas hasta ser rescatadas, ya que el nivel de compartimentación es tal que permite dicha autoprotección.

Pero la norma también contempla la posibilidad de que no se disponga de dicho nivel de compartimentación y sea necesario evacuar el edificio de forma simultánea (Clase C: Evacuación simultánea), la posibilidad de que sea un edificio con personas dormidas (Clase D: Riesgo de personas dormidas) o que la evacuación se realice de forma secuenciada (Clase E: Evacuación por fases), y contempla también la posibilidad de disponer de un sistema más exigente pensado para que los servicios de extinción puedan disponer de zonas libres de humos para atacar más rápidamente el incendio (Clases B o F: Lucha contra Incendios).

Es evidente que estos sistemas no podrán garantizar que las escaleras permanezcan libres de humos una vez el incendio se haya propagado completamente, pero sí que se puede esperar de ellos que alarguen el periodo durante el cual las escaleras protegidas no se vean comprometidas por el humo y permitan la evacuación de los ocupantes, ya sea previamente a la llegada de bomberos o durante el rescate por parte de estos de los ocupantes del edificio.

Para que dicha evacuación se pudiera llevar a cabo de forma rápida es necesario que el edificio disponga además de un sistema de detección y comunicación de la alarma, como se recoge precisamente en los requisitos para la aplicación de un sistema de presurización conforme a la norma UNE EN 12101-6:2006, y sería conveniente que los ocupantes del edificio estuvieran informados y formados sobre cómo proceder en caso de alarma, con un plan de autoprotección del edificio que contemple dicha formación y la realización de simulacros de incendio periódicos.

En resumen, mientras existan edificios que cuenten con soluciones constructivas que no garanticen la no propagación del incendio por la fachada, se debería de realizar para dichos edificios un análisis de riesgo para determinar qué medidas correctoras hay que implementar hasta que se pueda proceder a la eliminación del riesgo. Pero, en cualquier caso, la presurización de las escaleras protegidas o especialmente protegidas en combinación con los sistemas de detección de incendio y comunicación de la alarma, pueden mejorar sustancialmente las condiciones de seguridad en estos casos.