La semana pasada, los socios del CLÚSIC pudieron visitar el Liceo acompañados por el responsable de seguridad, Ferran Torres.

 

Para nuestros asociados estas visitas de los días 8, 9 y 10 de enero fueron de gran interés. Nuestro anfitrión nos mostró cómo combinar la exuberancia del teatro más grande de Europa durante más de cien años con la ingeniería y la seguridad que requiere un espacio de estas características.

No es una tarea fácil, con un aforo superior a 2.000 personas y una gran complejidad en todas las puestas en escena, es necesario mucho sentido común y sentido de la responsabilidad para alcanzar la gestión de la seguridad que merece.

Ferran Torres nos explicó cómo es posible gestionar todo esto y amenizó la visita con anécdotas y curiosidades que nos divirtieron al tiempo que nos hacían tomar conciencia del alcance de su día a día al frente de la seguridad del Gran Teatro del Liceo

Para los socios del CLÚSIC, que en su día a día trabajan para evitar, minimizar o sofocar los incendios, poder visitar “lo que hay detrás” del Liceo fue muy gratificante

La historia del Liceo es apasionante para todos los interesados en la seguridad en caso de incendio y la gestión de emergencias.

 

Y es que la historia del Liceo está llena de sucesos que lo hacen especialmente interesante para cualquier apasionado de la seguridad en caso de incendio y la gestión de emergencias. Sus orígenes se remontan a 1837 cuando se edificó sobre las ruinas de un convento devastado por un incendio.

En 1861 se declaro el primer incendio del Liceo que destruyó completamente la sala y el escenario. Se reabrió en 1862 y vivió la época de las revoluciones sociales y el pistolerismo, mientras el Liceo era uno de los emblemas de la alta burguesía catalana. En 1893 se vivió el ataque anarquista de las bombas en el Liceo.

Y así llegamos al 31 de enero de 1994 cuando, las chispas de un soplete durante tareas de mantenimiento del telón de acero que servía para aislar la sala del fuego en caso de incendio, encendieron las cortinas. A pesar del intento de detener el fuego, las llamas ya habían tomado el telón de terciopelo y el incendio se propagaba por el patio de butacas.

Las consecuencias del incendio, avivado por las maderas, telas, pinturas, son bastante conocidas: el edificio quedo reducido a polvo en tres horas.

Pero como el ave fénix que renace de sus cenizas, cinco años después se volvieron a abrir sus puertas. Desde el CLÚSIC queremos agradecer a Ferran Torres su cortesía por invitarnos a visitarlo.

 

No hay nada mejor que conocer el pasado para preparar nuestro futuro.